A las casas
Hace tiempo que vengo cantando en el tiempo.
No sé qué me pasa con este pueblo.
Que me indigna y lo quiero.
En él me criado por la iglesia y el lejio.
Por sus sierras hay risas y sudores míos.
No me despego de él con gente o desierto.
Pasar un rato por sus calles cuando estoy triste o somnoliento.
Las riñas que de muchacho pasé.
Como olvidarlo, aunque no de pa comer.
Aunque esté el asfalto malo
Y haya gente sin trabajo.
Y se murmure de todo el vecindario.
Para algunos es fácil de olvidar.
El pueblo del que hablo las Casas de Millán.
Sí hay algo que lo identifique, la dehesa y el olivar.
Aquí todavía se crían muchachos.
Y eso que es difícil criarlos.
Habiendo tanta despoblación y tanto paro.
Aquí hemos sido felices en invierno y verano.
Entre la ermita y la ribera los días de Romería.
Los amigos del colegio que no cambian nunca.
Y las fiestas de septiembre con las calles repletas de gente.
Hemos jugado a los bolindres, a la vara y al escondite.
No puedo olvidar las peleas del colegio.
Los castigos por dichos populares.
Hemos sido siempre cuatro, pero felices.
Todas las calles guardan fechorías.
¡Qué sería de nosotros si se enterasen!
Hostias y castigos por parte de nuestros padres.
En las casas he vivido jaranas inolvidables.
¿Qué sería de nosotros sin el pueblo, sus costumbres y hablares?
Comentarios
Publicar un comentario