Lágrima.
Hace tiempo que se me escapa la vida, ilusiones perdidas, demasiado tiempo sin caricias.
Hace tiempo que mi teclado no toca alegrías y mi rostro las finge como puta su orgasmo.
Hace tiempo que el mundo se me paró y vivo con poco a diario.
Hace, ya ves tú si hace que hice y no hago más por querer estar a tu lado.
Pienso en una vida plena y mi horizonte viste un negro manto de incendios de sentimientos, por un corazón extraño.
La soledad que no quería ahora es mi compañera, mi amiga, la que me acompaña junto a mi sombra tras días de ansiedad incierta que ni el alcohol cambia, al revés lo agrava.
Hace años quise ser lo que no era…
¿Cuántas cosas quedan en el tintero cuántas quise hacer y tuve miedo?
Mi libro será la quema de mi cuerpo y mi sonrisa permanecerá, junto a mí en el tiempo, en el recuerdo.
Quiero ser ese poeta muerto, un dramaturgo con sonrisa picaresca, un escritor frustrado como digo en alguna de mis obras, que son chapuzas, recuerdos que se agolpan, son bienvenidos y no aprietan.
Mi vida es una historia de alcohol, amigos y buenos ratos, de soledad e infortunios de dar lo que no pude, de dar al fin y al cabo.
Hace tiempo que vivo preso de una adolescencia con canas, problemas y arrugas.
Hace tiempo que invertí mi imaginación en un cuento que no tuvo final, que sigue ahí.
Nunca diré a quien quise, pero le regalé mis momentos y mis lloros, mis abrazos y mis buenos días, cartas repletas de sentimientos que sentía, aunque pueda parecer mentira, era verdad, no basura.
Dediqué mi tiempo a evitar amar y amé sin querer…
Ahora ya no doy más, acabo en el delirio de los infortunios mis cenizas una incógnita mi funeral es alegre y mis letras ya no importan, mi alma vaga lúgubre y con pena y visita a diario el portal de la condena.
Sonríe.
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