Liviano de equipaje.
De pensar que no tengo nada.
No me lavo ni la cara.
Vocabulario de calle.
Tardes en la plaza.
Mis cabellos peinan canas.
Las lágrimas no son de alegría.
La mínima charla me parece vana.
Unos ideales muertos.
La soledad frente a una pantalla.
¡Salgo al balcón y miro!
Las estrellas no me dicen nada.
La tele aburre y miente.
No hay prensa independiente.
Largas noches en vela:
coche, dinero y casa.
La suerte no me acompaña.
Y al final de la vida una mujer y su guadaña.
Esa que llaman muerte o parca.
Las horas que se pasan.
Todos se miran, nadie habla.
Los pájaros de mi cabeza anidan ahora en las montañas.
Después de un largo tiempo,
una caja de madera,
un recuerdo en una foto.
Una lágrima de alguien a quién sí importaba.
Sorpresa para algunos.
Viaje a donde nadie sabe.
Dando patadas por las calles
después de una noche de bares.
Alegría por un trabajo de horas y desgracias.
Drogas, habitación desordenada, mala salud. Vida mal gastada.
Sin ropa de marca, ni colgantes de plata.
Sin querer vida de lujos, pues no vale de nada.
Cansado y jadeando; borracho llego a casa.
Allí quedo rendido en mi habitación sin ventanas. Esperando una excusa para levantar a la mañana
Comentarios
Publicar un comentario